¿Hacia dónde marchamos?
La marcha convocada por la plataforma #NiUnaMenos y que movilizó a más de medio millón de personas de toda edad y condición social en el país, puede tener la importancia de marcar un giro en la psicología social de los peruanos, como en su momento la Marcha de los 4 Suyos la tuvo en el plano político. La amplísima convocatoria ha unido a sectores – que en otras esferas del pensamiento pueden estar separados- en reclamos claros y unívocos de significado: primero, paremos la violencia contra las mujeres en los hogares; segundo, policías, fiscales y jueces castiguen a los violentos; tercero, gobierno aplique políticas públicas que respeten la igualdad de género; cuarto, medios de comunicación y publicistas, paren de usar el cuerpo de la mujer como mercancía.
Así como cada organización, colectivo o familia explicitó sus razones para apoyar la marcha, habrá miles de interpretaciones y derivaciones en el comportamiento en el futuro, pero hay algunas conclusiones y perspectivas que, me parece, deben quedar claras:
- Si bien la movilización no puede ser reducida a un respaldo a las reivindicaciones feministas, la marcha no habría sido posible sin el trabajo sostenido y silencioso que hacen centenares de esas instituciones desde hace décadas. Se puede decir que la marcha es el fruto de la semilla que sembraron y cultivaron las izquierdas y los colectivos feministas a lo largo de un siglo, y esto permitirá una mayor audiencia para su ideario y programa de políticas públicas a ser desarrolladas para transformarnos en una sociedad moderna.
- El gobierno tuvo un buen reflejo al apoyar la marcha. Al hacerlo se ha distanciado de las posturas del cardenal Cipriani que ha sido y es, como se sabe, el sostén ideológico del fujimorismo. Políticamente se coloca del lado de las mayorías y deja semi aislados a sus opositores, gesto que todos esperaban que el humalismo en su momento hiciera. Ese apoyo multiplicó la convocatoria (ojo, feministas) y ha tenido el efecto de abrir una fisura al interior del fujimorismo, puesto que si bien Keiko mostró su respaldo a la marcha, otros sectores siguen a pie juntillas los suspiros del cardenal. Pero no hay que subestimar a la derecha eclesial y a sus aliados evangélicos y de los medios periodísticos y empresariales. Se viene una prolongada – y casi inmóvil- guerra de trincheras.
- La igualdad de género, (una bandera liberal que quedó en manos de las izquierdas) es un asunto que interesa a las mujeres, pero también a los varones. Como aspiración y meta tienen todavía un largo camino que recorrer cuesta arriba (no se trata de erradicar en un lustro el patriarcalismo que habita entre nosotros desde hace miles de años). Pero, a partir de ahora y dado el compromiso gubernamental y de los altos funcionarios del Estado, -incluido el jefe de la Policía-, la perspectiva de género puede ser realmente asimilada no sólo como un tema de debate nacional y no como una rareza de intelectuales posmodernas o de poseras europeizantes, sino como exigible en el comportamiento de los empleados públicos.
- La derecha tratará de desfeminizar y desizquierdizar las repercusiones de la marcha (un ejemplo es el politólogo Meléndez, quien no es precisamente un derechista) y lo logrará si feministas e izquierdistas se ponen en plan de que se les reconozca que son madres de la criatura. La izquierda parlamentaria, luego de su tropezón y aislamiento en el asunto Venezuela, puede ser beneficiada si se afirma ese nuevo clima cultural a condición de que muestre que sus convicciones democráticas son auténticas y no oportunistas. Puede retomar la iniciativa con una línea de trabajo que consista en fiscalizar el cumplimiento de leyes y compromisos pro-mujer en el Poder Ejecutivo y en el Poder Judicial, sabiendo que, simultáneamente, el blanco principal es el fujimorismo (Leyes 28983, 30364 y 28411, así como el Acuerdo N° 141-2016 de la 19ª Sesión Extraordinaria de la Sala Plena de la Corte Suprema del 21/07/2016). Por ejemplo, que se ponga a vigilar el castigo efectivo a los hombres que golpean a mujeres; el financiamiento de los Centros de Emergencia Mujer con atención psicológica gratuita; la sanción efectiva a maestros abusadores; la reeducación de policías y otros funcionarios públicos; los contenidos y metodologías de la recapacitación de los maestros para la educación sexual en el sistema educativo público y privado; pero también, la aplicación del procedimiento para el aborto terapéutico, la distribución de la píldora del día siguiente; el cumplimiento de la igualdad de oportunidades en el ambiente laboral, etc., etc.
- Ningún hombre, y menos los públicos, puede tirar la primera piedra y exonerarse de ser tributario de la cultura patriarcal, pero no se trata por parte del feminismo de fomentar los ajustes de cuentas individuales sino de acordar políticas públicas (reglamentos, planes, procedimientos, metas) que saquen del papel de saludo a la bandera que tienen leyes hace tiempo aprobadas por nuestro Congreso.
- En el futuro inmediato hay que ver el bosque y no sólo los árboles. Los temas de fondo en el Congreso son el nombramiento de un nuevo Defensor del Pueblo, la pretensión de parte del fujimorismo de sancionar a cuatro miembros del Tribunal Constitucional, así como su intención de copar el Consejo Nacional de la Magistratura y modificar el sistema electoral a su antojo. Bien haría el gobierno en presentar propuestas de personas con trayectoria en la defensa de los derechos humanos y no cualquier tecnócrata que puede echar abajo veinte años de esfuerzos de la Defensoría; así como la defensa de la institucionalidad alcanzada hasta el momento, aunque ha sido un buen mensaje de PPK al Poder Judicial ausentarse en los festejos del día del juez. Por su parte, la izquierda al seguir organizándose, prestando oídos y voz a la calle para proyectarla políticamente por encima del veto de los medios de comunicación de la derecha, debe cuidarse de no comportarse callejeramente en el Parlamento y parlamentariamente en la calle, tal como decía un viejo político alemán.
Tomado de NoticiasSER
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