Las madres adolescentes: una mortalidad persistente
Se llamaba Maria, tenía apenas 14 años, vivía en Suyo, Piura. Su plan de progreso más inmediato era trabajar como cocinera en Trujillo, pues su primer año de secundaria no fue suficiente para imaginar un futuro distinto al que tuvo su madre. Nadie sabía del embarazo, hasta el día en que la encontraron convulsionando detrás de su casa. Ella no quería morir, sólo quería no estar embarazada. Sabía de un brebaje que hacía abortar y pensó que esa sería la solución.
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