Asistencia sexual
Las necesidades sexuales de las personas que viven con alguna discapacidad física o mental es uno de los temas más silenciados, menos atendido y abordado cuando de sus necesidades personales se habla.
En nuestro país poco es lo que se ha logrado avanzar en términos de atender, educar y prestar apoyos a la sexualidad de la persona con discapacidad, agenda que es hoy parte de las políticas o formación profesional en algunos países de Europa.
El primer gran reto constituye que las familias, entornos sociales, educativos y de atención comprendan que la sexualidad es también parte de la vida de estas personas, que siguen siendo seres sexuados, y que tienen aspiraciones en torno a ella.
Uno de los aspectos que hoy desata más polémica es sin duda lo que se viene denominando asistencia sexual a personas con discapacidad, la cual incluye muchas veces la contratación de servicios sexuales, mayormente por parte de la familia. Esta es la manera en que muchas personas con discapacidad logran satisfacer sus necesidades sexuales en estos tiempos y se ha constituido hasta en una cierta especialización para quienes los ofrecen.
Quizá la asistencia sexual no es la mejor opción para muchas personas, pero algo que se debe considerar es que para muchas establecer vínculos afectivos puede resultar una tarea sumamente difícil o casi imposible de lograr, sea por la discapacidad con la que viven o por los prejuicios que deben enfrentar.
Es necesario vencer tabúes y atreverse a incluir este tema cuando se hable de los derechos de las personas con discapacidad, el reto es para todos, incluidas las personas con discapacidad para lograr la mayor independencia sexual en un mundo que los respete y valore en la diferencia.
Fuente: LaRepublica.pe