¿Cuántas más tenemos que morir?
«Ana Valle fue masacrada y asesinada a golpes por José Salas, con quien tuvo una relación de ocho meses. Después, alistó el cuerpo de ella y la envió como encomienda a Chincha, adonde viajó a recibirla»
En el mes de agosto 7 mujeres fueron cruelmente asesinadas. La pregunta es ¿quién las mató? Y la respuesta puede aparecer muy pronta indicando que fueron: sus parejas, ex parejas, el padre de sus hijos, etc. Y sí, ahora los identificamos. Sin embargo, como sociedad aun nos cuesta identificar con claridad al incitador: el machismo.
Desde hace algunas décadas estos crímenes son denominados «feminicidios» haciendo referencia a aquellos asesinatos de mujeres por el hecho de serlo, es decir, que obedecen a un sistema de discriminación histórico en el que ser mujer nos coloca en una posición de subalternidad y de disminución – fáctica y social- de derechos. Esta categoría ha permitido diferenciar aquellos asesinatos de mujeres cuyos móviles no están relacionados con la violencia de género de los que sí.
En el Perú desde año 2009 el Estado registra estos crímenes como feminicidios, sucesos que se caracterizan por la crueldad, ensañamiento, y se presentan como el último eslabón de toda una historia de violencia y control. Desde esa fecha hasta el primer semestre del 2013 se contabilizan 531 feminicidios. Son más de medio millar de mujeres y vidas anuladas por la violencia machista.
Desde el mes de julio el Estado decidió sancionar específicamente estos crímenes, incorporando en el Código Penal el tipo penal 108-B denominado «feminicidio» asignando una pena no menor de 15 años hasta cadena perpetua. Más allá de los argumentos a favor o en contra sobre la intervención del derecho penal en la creación de delitos especiales, me pregunto ¿dejarán de asesinar a mujeres?
«Celos llevaron a Denis Rivero a cometer crimen. Elena Aponte, con quien tiene 2 pequeños hijos, denunció que la amenazaba de muerte, pero no le hicieron caso.»
Lo cierto es que la penalización especial de estos crímenes no resolverá el problema que causa el feminicidio, que es todo ese sistema de discriminación hacia las mujeres. A la fecha tenemos políticas contra la violencia hacia las mujeres cuya implementación es aún un tema pendiente.
Las acciones con mayor impacto adoptadas por el Estado se circunscriben a cuasi campañas de «prevención» el 25 de noviembre, y las apariciones mediáticas de la actual Ministra, quién no pierde oportunidad de responder «al caso» si los medios de comunicación lo requieren. Sin embargo, no todas las mujeres violentadas tienen la «suerte» de ser ese «caso «para recibir atención personalizada, de calidad y oportuna; que con seguridad evitaría que sean una cifra más en los registros generados por ese mismo Estado que no las protege y no les garantiza justicia.
Elena Aponte, antes de ser asesinada acudió a pedir ayuda, denunció, sin embargo, este sistema no respondió, la «justicia» hizo oídos sordos, y hoy es una más de las 513 mujeres asesinadas por el machismo y por inacción del Estado.
El Estado empezó por el final, tomó la medida más sencilla y la menos costosa: la penalización. La menos costosa para él, pero no para las mujeres. Los delincuentes no dejan de cometer delitos por el hecho de existir una sanción. El sistema de justicia seguirá siendo el mismo, ese encarnado en el policía que se niega a recibirte la denuncia por considerar que es un asunto que debes arreglar en casa, o en esas reiteradas sentencias en los que fijan 50 soles de reparación por hechos de violencia.
Necesitamos prevenir la violencia, erradicarla desde los sistemas educativos que forjan las sociedades con políticas que apunten a este objetivo, necesitamos un sistema de justicia preparado para atender a las mujeres, que se despercuda de sus estereotipos de género y garantice justicia, necesitamos un sistema de salud que no solo atienda el «daño» y también inversión pública.
El primer reto de este gobierno en esta materia, no es la penalización o la sanción, es implementar sus políticas, el Plan Nacional contra la Violencia hacia la mujer y Plan de Igualdad de Género, que contienen medidas, que de ser implementadas eficazmente, podrían tener efectos reales en la vida de las mujeres.
Fuente: SpacioLibre
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