Maldito silencio
El silencio mata, cuesta vidas, refuerza la impunidad. Por muchas décadas el silencio ha hecho que algunas vidas tengan más valor que otras, que algunas muertes sean menos lamentadas, incluso lleguen a ser justificadas. Que haya vidas de primera clase; y vidas truncadas, precarizadas, vulnerabilizadas. La dignidad humana es para todas y todos y, sin embargo, los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex continúan siendo negados sistemáticamente, mientras que el Estado calla y la sociedad consiente.
Según datos de Promsex y la Red Peruana TLGB, durante el último año se han registrado 8 asesinatos de personas LGBT en el Perú (7 gays y 1 mujer trans), 43 casos de afectación a la seguridad personal, 28 casos de discriminación y 8 de violencia familiar. La violencia homofóbica, lesbofóbica, bifóbica y transfóbica persiste, la discriminación sigue acá, entre nosotras y nosotros, amparada por un sistema machista y heteropatriarcal que nos niega la igualdad y condena nuestra diferencia.
La discriminación se perpetúa con numerosas complicidades, y el silencio es su principal aliado. Hay que decirlo fuerte y claro. La inacción de un Estado irresponsable que nos invisibiliza y desprotege, la pasividad de una sociedad que conserva prejuicios y oculta el valor de la diversidad, representan silencios cómplices con la discriminación.
Hoy conmemoramos el 17 de mayo, Día Internacional de Lucha contra la Homofobia y la Transfobia. Y las personas LGBTI seguimos luchando, pero no estamos todas. Nos faltan muchas Dianas Sacayán, muchas activistas de la vida que el odio, el miedo y la ignorancia nos arrebataron tempranamente. Sin embargo, no se fueron del todo, su ejemplo vive.
El movimiento LGBTI lleva varias décadas en rebelión contra el silencio, no obstante, es necesario seguir clamando, sumando nuevas voces para hacer visible que existimos y resistimos, que luchamos para defender nuestras vidas y nuestra dignidad. Que no queremos ni una muerte más, que nos indigna la impunidad.
Nuestra lucha es diversa, nuestras voces también lo son. No todas las personas LGBTI experimentamos la discriminación y la violencia por orientación sexual e identidad de género de la misma manera y ello debe ser reconocido, cuestionando los privilegios que el silencio contribuye a reforzar, también dentro de la propia diversidad sexo-genérica.
Luchamos contra la homolesbobitransfobia que sufrimos todas, pero sin olvidar la lucha contra el machismo, el racismo, la xenofobia, el clasismo, la plumofobia, la gordofobia, la serofobia… que contribuyen a profundizar la discriminación y la violencia.
Todas las voces, contra todas las discriminaciones, contra todos los silencios. Sigamos gritando por la visibilidad, alzando la voz rebelde, haciendo ruido contra toda discriminación; rompamos este maldito silencio que nos oprime.
Alberto Hidalgo
Asesor de incidencia política
Promsex
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