Mis decisiones, a propósito de Déjala Decidir
Pensando en cómo me definiría en estos días de definiciones para los derechos de las mujeres niñas y adolescentes, diría que soy mujer, hija, psicóloga, feminista y madre, ello en la secuencia de autoreconocimientos en mi vida.
Hay cosas que no estuvieron en el campo de mis decisiones, nacer mujer y ser hija no lo fue, pero no hay cosa que me haya hecho más feliz de niña y de adulta, que escuchar a mi madre decir, que ella tomó la decisión de buscar un embarazo y tener una niña, y así se lo dijo a su médico, ella decidió embarazarse después de casi 7 años para tener una nena.
Y es esa mujer, mi madre, la que me hizo comprender de muy pequeña el valor de las decisiones respecto a la maternidad y en general en la vida de las mujeres, ya que me siento la hija querida, cuidada, defendida y acompañada, eso que todas y todos merecemos.
Decidí estudiar psicología y creo que no me equivoque aunque en esos tiempos, no estaba tan segura. Esta profesión me acercó al mundo de las mujeres, a su mundo mental, a su mundo sexual, me acercó a comprender una cosa que siempre me indignó desde chica como es la violencia contra las mujeres.
Fueron mis estudios de psicología los que me llevaron a los servicios de salud y me tocó ver cosas que jamás hubiera imaginado, y desde ahí, me quede, y para siempre tratando de escuchar a las mujeres y sus deseos, y buscando aportar a cambiar las situaciones de dolor en sus vidas, entre ellas el dolor que puede significar un embarazo no deseado y el someterse a un aborto inseguro.
Ver y conversar con mujeres jóvenes o mayores, en camillas, hospitalizadas, afectadas terriblemente en su salud física y mental, algunas con el apoyo de sus familias, otras abandonadas y afrontando todo eso solas, me hizo tomar decisiones de las cuales no me arrepiento.
El Feminismo entonces me dio las mejores explicaciones para comprender miles de cosas en mi vida y en la vida de estas mujeres, entonces decidí nombrarme feminista también, y que ello formara parte de como pienso mi vida personal y profesional. Esta es otra de las decisiones que tome de manera libre en mi vida.
Luego decidí embarazarme, una decisión de la cual tampoco me arrepiento, y en el hacerme madre aprendí el inmenso valor que tiene el que ello sea una decisión en libertad. El gestar e involucrarse en la crianza de un hijo, demanda el más profundo amor, ello es la piedra angular que sostiene todo para salir adelante en esta tarea de mi vida.
Y también decidí hace algunos años asumir el compromiso de buscar un cambio legal para que las mujeres puedan en libertad decidir sobre sus maternidades, y en esta coyuntura decidí comprometerme para reformar una ley que obliga a las mujeres víctimas de violación a ser madres.
Confío en que cada vez serán más las mujeres que podrán decidir sobre sus maternidades, que seremos más las mujeres que no lloraremos de dolor y de angustia frente a un resultado positivo de embarazo, sino que lloremos de celebración y felicidad, solo así el mundo será un mejor lugar para las mujeres y sus familias.
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