Se pueden adaptar y enseñarnos
La vida sexual de las personas, entre ellas de las personas jóvenes se ha visto trastocada por la pandemia.
Para este grupo, la vivencia sexual nunca se ha dado en un contexto en el cual, para no enfermar, de manera consistente se deba usar mascarillas, tener distanciamiento social y casi ningún contacto físico cercano.
Los besos, los abrazos y los cuerpos juntos parecerían quedar suspendidos.
La sexualidad tiene una amplia gama de expresiones, desde las que implican un relacionamiento físico con otra persona, a las que se basan en la autosatisfacción; y hoy se intensifican aquellas que utilizan los medios virtuales para ambos escenarios.
Aquellas parejas de jóvenes que viven juntas y no tienen síntomas, no deberían de tener que cambiar sus prácticas sexuales, pero la gran mayoría no vive bajo esta realidad, y son quienes sin duda enfrentan actualmente los mayores impactos en su vida sexual.
La sexualidad es un hecho presente en esta pandemia y sus componentes de placer y consentimiento deberán coexistir con medidas previas a la pandemia y otras nuevas, tales como evitar las relaciones sexuales con personas que tengan síntomas, usar preservativos y protectores orales, usar mascarilla durante la actividad sexual, lavarse las manos antes y después de la actividad sexual, lavar los juguetes sexuales antes y después de usarlos, e interactuar de manera segura en entornos digitales.
Las personas jóvenes con su gran capacidad de adaptabilidad tendrán mucho que enseñar a las personas adultas de cómo mantener una sexualidad vital, segura y satisfactoria.
Esta columna fue publicada en la versión impresa del diario La República (21.07.20)