Semáforos
La respuesta que el Estado y la sociedad peruana ha tenido frente a las llamadas «fiestas semáforos» aseguran el fracaso al buscar eliminarlas. El saldo, cientos de adolescentes detenidos, familias que no comprenden qué está sucediendo y espectadores que solo se preocupan por el escándalo en estos espacios.
Las imágenes igualmente son preocupantes, chicos y chicas, algunos bajo los efecto del alcohol, y al igual que entre adultos, con poco de autocuidado personal en el sentido más amplio, que por supuesto, incluye lo sexual.
Los comentarios despectivos dejan claro que necesitamos comprender lo que sucede con la socialización de la sexualidad en el país. Las miradas inquisidoras recaen en los adolescentes, en la mamá y el papá; o en el organizador dela fiesta, ¿y la educación sexual en las escuelas?
Como silbando y mirando al lado, pasan sin ser cuestionados los modelos educativos impartidos. La ausencia de una escuela que cumpla su función, de una familia donde se pueda hablar de sexualidad y una sociedad con dobles discursos y estándares sexuales, pasan una factura muy alta en la vida sexual.
Tenemos que ponerle un semáforo al Ministerio de Educación, para que dé luz verde a una educación sexual integral, para que ponga luz roja a los estereotipos que frenan la implementación y el desarrollo curricular en temas sexuales en la escuela.
Tenemos que ponerle un semáforo al Congreso, para que dé luz verde a las leyes que protejan la educación sexual y el acceso de las y los adolescentes a servicios de salud sexual y reproductiva también como responsabilidad del Estado, y para que ponga luz roja a legislaciones basadas en principios morales y religiosos que quieren seguir condenando a las y los adolescentes a la desprotección.
Fuente: LaRepublica.pe (impreso 2.08.2013)
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