Jóvenes latinoamericanos foco de estigmas y desigualdad
Los jóvenes latinoamericanos gozan de mayor acceso y cobertura en educación, pero su futuro se oscurece por la caída de oportunidades mientras son diana de la criminalidad en una región donde 167 millones de personas son pobres y 71 millones sufren de extrema pobreza.
“Vemos con preocupación, incluso con alarma” la situación de los jóvenes latinoamericanos, dijo a IPS la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena.
“Creemos que la juventud debe ser tema central de las próximas reuniones regionales, pero ahora desde una visión distinta, no solo con la mirada de las drogas y la violencia”, añadió.
Según datos de la Cepal, uno de cada cuatro de los 600 millones de habitantes de América Latina tiene entre 15 y 29 años.
Pese a esto, la inversión en juventud es relativamente baja principalmente si se compara la inversión pública y privada en educación postsecundaria con la de los países emergentes del sudeste asiático, o con países europeos.
El informe Panorama Social de América Latina 2014, presentado este lunes 26 en la capital chilena, reveló notables avances en la cobertura educativa de los jóvenes latinoamericanos, pero reflejó que ellossiguen padeciendo mayores tasas de desempleo y menor protección social que los adultos.
Además, están entre las principales víctimas de los homicidios en la región, donde se ubican siete de los 14 países más violentos del mundo.
El Panorama mostró que se estancó la reducción de la pobreza, que sigue afectando a 28 por ciento de la población regional, mientras la indigencia creció de 11,3 por ciento a 12 por ciento, con base en los 15 países con información actualizada, aunque en contrapartida se redujo la desigualdad en casi todos ellos.
En ese contexto se ubica la situación de la población joven, cercana a los 160 millones, y que pese a que la región inició un proceso de envejecimiento, seguirá siendo una proporción muy significativa en las próximas décadas.
Para esa población se requiere combatir las persistentes brechas estructurales y las desigualdades en el desarrollo de capacidades y en el mundo laboral, se subraya en el informe.
Bárcena explicó que no se trata solo de mayor inversión social en educación, vivienda o salud, sino de ir más allá, hacia materias no tangibles pero iguales en importancia, como la participación de los jóvenes en el diseño de la política pública.
“La transparencia y la información tienen que ir más allá de lo que está pasando hoy”, aseveró.
Pese a contar con mayor acceso a la educación, los jóvenes de la región siguen siendo un gran foco de inequidades y desigualdad.
Por ejemplo, los jóvenes entre 15 y 29 años, pertenecientes a los tres quintiles de ingresos más bajos, presentan tasas de desempleo de entre 10 y 20 por ciento, mientras que en aquellos dos con los mayores ingresos oscila entre cinco y siete por ciento.
Además, solo 27,5 por ciento de los jóvenes de entre 15 a 19 años accede a seguridad social, cifra que alcanza a 67,7 por ciento en el caso de los adultos de entre 30 y 64 años.
“La idea es avanzar en políticas sociales que contemplen el ciclo de vida completo y las distintas prioridades que van ocurriendo a lo largo de la trayectoria de vida”, explicó a IPS la oficial de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social de la Cepal, Daniela Trucco.
La experta advirtió que el diagnóstico y el análisis sobre las políticas públicas en la región, deben tener una mirada territorial, porque la realidad es muy heterogénea.
Por ejemplo, “los países del Cono Sur están mucho más avanzados, con juventud efectivamente mucho más educada, con problemas de desempleo pero que se igualan al desempleo en adultos”, explicó.
En contraste, añadió, “en los países centroamericanos la juventud no está terminando siquiera la secundaria. La gran proporción de jóvenes y adolescentes está fuera del sistema educativo y ahí es donde tenemos los problemas de violencia y pandillas mucho más fuertes”.
Trucco precisó que existen ejes de trabajo claves en materia de juventud, como el eje educación-empleo. Pero si bien este es el principal, no es el único.
“Hay una proporción de jóvenes que no quedan incorporados a ese eje, pero no es que no hagan nada, sino que se dedican, por ejemplo, al empleo de cuidados y trabajo doméstico, que es un tema muy importante para las mujeres jóvenes y adultas”, afirmó.
El informe de Cepal indica que 22 por ciento de los jóvenes latinoamericanos están fuera del eje educación-empleo. De esa porción, más de 50 por ciento corresponde a mujeres que se dedican al trabajo doméstico no remunerado.
Otro eje fundamental, además del acceso a la salud, es la participación, que busca que sean los propios jóvenes de cada país y localidad, quienes ayuden a la mejor formulación de políticas públicas para ellos.
“El tema de participación hay que pensarlo de manera moderna, actualizada”, advirtió Trucco.
“Hay mucho interés en participación política, pero no en la política tradicional vinculada a los partidos políticos. Hay que tomar en cuenta también el tema de las redes sociales, la incorporación digital”, apuntó.
Trucco subrayó el trabajo que realiza la Cepal para combatir dos estigmas sobre la juventud: El primero, en relación con aquellos jóvenes no incorporados al eje educación-empleo, y un segundo asociado a la violencia juvenil.
Y es que si bien el mayor índice de víctimas de homicidios se concentra en la población entre 15 y 44 años, el estigma sobre la violencia juvenil distorsiona las opciones de política pública, indica el informe.
“Vemos que los jóvenes sí tienen una participación importante (en la violencia), pero también los adultos jóvenes”, aseguró Trucco. “Se trata de jóvenes no incorporados en otros ejes de inclusión social, o si, pero con expectativas de otro tipo y que se ven imbuidos en contextos de violencia o de inclusión en otros grupos”, añadió.
De todas formas, la experta llamó a “cambiar la mirada de contexto de la violencia y cómo eso se supera como sociedad y cómo se dan alternativas de desarrollo y de oportunidades”.
La mirada prejuiciada hace olvidar que los jóvenes son particulares víctimas de la criminalidad, como evidencia el dato de que, en promedio, 20 por ciento de ellos dijeron haber sido víctimas de hechos delictivos, cuatro puntos más que los adultos.
Los escenarios no son homogéneos, pero los jóvenes aumentan como víctimas en los países donde hay mayor criminalidad, como son los siete que se encuentran entre los 14 más violentos del mundo: Honduras, Venezuela, Belice, El Salvador, Guatemala, Jamaica y Colombia, por ese orden.
A esa lista de países de la mayor violencia se está sumando, además, México, puntualizó Bárcena en su diálogo con IPS.
La secretaria ejecutiva instó a tener “mucha claridad” respecto a la violencia y a otros comportamientos de los jóvenes.
“Los jóvenes no son necesariamente los más violentos, hay que quitar ese estigma. No puede ser que la juventud esté identificada con violencia, con desapego a las instituciones. La juventud quiere trabajar, quiere estudiar, quiere oportunidades, nuevas utopías y tiene nuevas propuestas”, concluyó.
Editado por Estrella Gutiérrez
Fuente: ipsnoticias.net
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