Las mujeres toman las redes sociales contra el estigma del aborto
Michelle Kinsey Bruns se registró como voluntaria en una clínica de Nueva Jersey en 2009, el mismo día que asesinaron al doctor George Tiller en una iglesia de Wichita, en Kansas, por practicar abortos. Desde entonces colabora como “escolta”, acompaña a mujeres que visitan estas clínicas. A veces camina con ellas desde el coche, donde activistas contra el aborto protestan casi de manera permanente. Otras conduce con ellas hasta centros donde puedan recibir atención, a centenares de kilómetros de distancia.
Kinsey Bruns es también una de las mujeres que participan en la campaña #ShoutYourAbortion -grita tu aborto- y que en los últimos meses ha llenado las redes sociales de relatos en los que las usuarias cuentan en primera persona cuándo y por qué abortaron. Su objetivo es tanto reivindicar que no se pongan límites al derecho al aborto como levantar el velo de silencio que hasta ahora ha mantenido en secreto que una de cada tres mujeres estadounidenses interrumpe su embarazo en algún momento de su vida.
“Las historias viajan muy rápido en las redes sociales, tienen un alcance más amplio y de manera instantánea se puede llamar la atención de la gente”, afirma Julia Reticker, portavoz de la organización Advocates for Youth y creadora de la campaña ‘1 in 3’, en referencia a la proporción de mujeres que abortan en Estados Unidos. Su estrategia es la misma que la de #ShoutYourAbortion. Reticker admite que hace cuatro años intentaron difundir este tipo de relatos en Internet, pero no funcionó igual y tuvieron que arrancar de manera privada, celebrando reuniones en las que las mujeres compartían sus experiencias.
Una de cada tres mujeres estadounidenses interrumpe su embarazo en algún momento de su vida
Pero en este plazo de tiempo dos movimientos basados en el poder de las narrativas personales han cambiado el terreno. Las activistas atribuyen a la comunidad LGBT, que el pasado verano logró ver reconocido su derecho al matrimonio igualitario, así como a losdreamers, los jóvenes indocumentados que revelaron que vivían ilegalmente en Estados Unidos para reivindicar una reforma migratoria, el impulso para sacar a la luz la ubicuidad del aborto en la sociedad estadounidenses. “Cuando una mujer que se ha sentido sola en esta experiencia comparte su historia, está ayudando a que otra esté menos sola”, dice Reticker.
“Cuando empezamos la campaña ‘1 in 3’ impactó a muchas personas porque el retrato que había en la sociedad y los medios de comunicación era muy distinto. Ahora todo ha cambiado gracias a que más mujeres lo han ido contando en primera persona”, afirma Reticker. “El momento actual es crucial por la cantidad de restricciones aprobadas en los Estados y además podemos aprovechar la tecnología para lanzar nuestro mensaje”.
Las palabras de estas mujeres dibujan una realidad que choca directamente con la retórica conservadora que ha invadido el debate sobre el derecho al aborto en Estados Unidos, especialmente intenso en plena campaña electoral y con el primer caso pendiente ante el Tribunal Supremo en casi una década. “No tuve ninguna duda de que era lo que tenía que hacer, podía pagarlo y lo hice porque en ese momento era necesario”, cuenta Deborah Hauser, directora de Advocates for Youth. Ella abortó hace 15 años, tenía un bebé de seis meses y su marido acababa de dejarles. Pero tardó muchos años en contárselo a nadie. “Si no lo cuentas, nunca puedes defender igual el derecho al aborto”, asegura. “Yo no me avergoncé de lo que había hecho pero sí sentí miedo a que me juzgaran”.
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