Lobby católico nada santo: Impedir a las mujeres el acceso a la AOE o «pastilla del día siguiente»
El escándalo que se ciñe en torno al ex asesor presidencial en temas de salud, Carlos Moreno, denunciado por siete delitos (concusión, colusión, cohecho pasivo propio, cohecho pasivo impropio, negociación incompatible, tráfico de influencias y asociación ilícita), no solo está relacionado con un posible acto de corrupción para obtener provechos económicos a partir del convenio del Seguro Integral de Salud (SIS) con el Arzobispado, sino que dejaría al descubierto la fuerte influencia que tienen las cúpulas de la Iglesia Católica en temas que conciernen a la salud sexual y reproductiva de las mujeres en el Perú.
En uno de los audios, que serán materia de investigación por la Fiscalía, se oye a Carlos Moreno en conversación con el obispo auxiliar de Lima Monseñor Raúl Chau, discutiendo sobre la anticoncepción oral de emergencia o «pastilla del día siguiente»: «La ministra habla estupideces, no le haga caso, porque la píldora del día siguiente está en el Tribunal Constitucional. Y hoy día en la mañana ya hablé y eso no va a salir nunca. No le haga caso, es una loca de atar. No se preocupe. No es el pensamiento del presidente, por si acaso (…)» dice textualmente el ex asesor.
Carlos Moreno no solo deslegitima, insulta y estigmatiza el trabajo de una funcionaria pública, como la Ministra de Salud, Patricia García, por su posición a favor de los derechos de las mujeres a acceder a la Anticoncepción Oral de Emergencia, de acuerdo a lo que dictamina la ciencia, y cumpliendo con lo dispuesto por el Poder Judicial; si no que además, Moreno estaría valiéndose de su cargo para asegurar que los intereses del sector más conservador de la Iglesia Católica se vean garantizados.
Una vez más, los actos de corrupción estarían evitando que la AOE esté al alcance de las mujeres más pobres de nuestro país. Este caso, además, pone en evidencia que lo que les importa a los sectores más conservadores de la Iglesia, no es la vida y la salud de las mujeres, sino sus propios intereses económicos a costa de la salud de las personas con menos recursos. Ahora toca, no solo erradicar de corrupción el sistema de salud, sino reforzar el Estado Constitucional de Derecho y el principio de laicidad. Ambas, son tareas urgentes que deben implementarse para nunca más permitir que el lobby perverso – «nada santo»- de ultra conservadores sea el que determine las decisiones sobre la salud de las mujeres, tal como lamentablemente habría ocurrido con la sentencia del Tribunal Constitucional que prohibió la distribución de la AOE en el 2009.
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