Pedro Salinas: “Si Figari habla, cae la cúpula del Sodalicio”

Para el periodista, el fundador del Sodalicio de Vida Cristiana es protegido por dicha organización por denuncias de abusos.

El periodista Pedro Salinas, autor del libro que recoge treinta testimonios sobre abusos en el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), difundió ayer una carta de su fundador, Luis Fernando Figari, investigado por el presunto delito de violación sexual. La misiva fue distribuida internamente en la organización religiosa, en noviembre. En ella, Figari afirma que es consciente de “haber cometido graves errores, fallas y ligerezas”, pero niega que cometió abusos sexuales. Añade que no ha sido contactado ni por el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Lima ni por la Santa Sede por estas denuncias.

— ¿Qué revela la carta?  
El cinismo y el desparpajo de Figari y, a la vez, es un manotazo de ahogado frente a las acusaciones de ex sodálites. Hasta el mismo SVC las considera verosímiles y creíbles.

—La comisión creada por el Sodalicio para investigar las acusaciones contra Figari ni siquiera lo ha entrevistado aún.
El presidente de esa comisión, Manuel Sánchez-Palacios, le pidió a [Alessandro] Moroni, [superior general del SVC] que traiga de Roma [donde reside] al Perú a Figari para una entrevista. Moroni se opuso, aduciendo que había recibido una directiva del Vaticano para que Figari no tenga contacto con nadie, a fin de no interferir con las investigaciones del visitador apostólico Fortunato Pablo Urcey. No obstante, este obispo dijo, en una entrevista a RPP, que no investigará nada y que su función solo es “preservar el carisma del Sodalicio”. Es una respuesta desconcertante.

— ¿Confía en la imparcialidad de la comisión?
No soy el único que cree que esa comisión carece de independencia porque, si bien es cierto que ninguno de sus integrantes son sodálites, todos son amigos del Sodalicio. Si partimos así, esa aventura de investigación no va a arribar a nada. Parece que solo quieren tontos útiles en la comisión para la protección de Figari.

— La comisión ha señalado que el fondo asignado para la reparación de las víctimas de los abusos dentro del Sodalicio es de US$500 mil.  
Es una burla esa cantidad de dinero y han dicho que si se acaba la plata, también se acaba el trabajo de la comisión. Me acabo de enterar de una  víctima sexual de un jerarca del Sodalicio a quien miembros del SVC, no de la comisión, han llamado para ofrecerle US$150 mil siempre que firme un documento de confidencialidad y se comprometa a no mencionarlos nunca. Esta persona está dañada psicológicamente.

— Si el Sodalicio está entregando dinero a las víctimas es porque reconoce los abusos que se han cometido.  
Si ellos no cumplen con entregar reparaciones y salen a decir ‘acá no ha pasado nada’, se exponen a que las víctimas los desmientan y ahí sí que empiezan a cerrar colegios y otros muchos negocios que tienen.

— ¿Al Sodalicio le conviene que Figari siga callado?
Si Luis Fernando Figari habla, cae la cúpula del Sodalicio y esa organización no está dispuesta a venirse abajo. De la cúpula debería salir Moroni, quien me hizo creer que iba a expulsar a Figari. Le di el beneficio de la duda y le creí, como un tonto. En la práctica, está enterrando y ocultando la verdad.

— ¿Esta cúpula es entonces cómplice de que no se ventile la verdad?
Jaime Baertl Gómez y Eduardo Regal Villa [religiosos del SVC] son cómplices de un pederasta [Figari]. Ellos deberían haber sido expulsados hace rato por vejámenes atentatorios contra los derechos humanos, pero siguen ahí.  

— ¿Cuál sería la máxima sanción eclesiástica para Figari?
El Sodalicio no lo va a apartar. Figari va a tratar de llegar a un acuerdo con la organización.

— ¿Alguna víctima de abuso sexual en el Sodalicio ha denunciado el hecho ante el Ministerio Público?
Creo que no. La fiscalía me ha preguntado por los nombres de las víctimas que salen en el libro y les he dicho que no les voy a revelar mis fuentes. Ellos están dispuestos a salir a la luz solo en caso de que Figari me demande penalmente.

— ¿Saben que sus denuncias son importantes para que el caso no quede impune?
Hay algunas víctimas que han salido a la prensa a decir sus nombres. Hay que tener en cuenta que la fiscalía está saturada de trabajo y no tiene recursos. Esta investigación la ha tomado de oficio, me parece bien. Pero el Estado tiene otra instancia que ve temas de culto y religión, a cargo del Ministerio de Justicia, que no ha movido un dedo.

— Otro problema que tiene la investigación es que el delito de violación prescribe.
Lamentablemente la línea investigativa de la fiscalía va por el tema de los abusos sexuales y, claro, existe la figura de la prescripción, que es absurda. Todos los casos de abusos sexuales contra menores que he visto han sido revelados cuando la persona ya es adulta. La prescripción funciona como una ley ad hoc para pederastas, esa es la gran limitación. Si Figari fuese inocente, hace rato habría renunciado a la figura de la prescripción, pero su abogado ya dijo que eso no va a pasar de ninguna manera.

— En tu libro solo hay cinco testimonios de ex sodálites que fueron abusados sexualmente, de los cuales tres denunciaron lo que les pasó ante el Tribunal Eclesiástico. ¿En qué quedaron esos casos?
Una denuncia la puse en manos de Víctor Huapaya, presidente del Tribunal Eclesiástico. Una de las víctimas señala a Jaime Baertl y Eduardo Regal, número dos en la organización del Sodalicio, al igual que otros religiosos a quienes se les informó sobre estas denuncias, las desestimaron y taparon. Supuestamente el Tribunal Eclesiástico debía investigar a Figari, pero ya sabemos que ahí no va a pasar nada, tampoco.

— ¿Cuál es la situación actual que se vive en el Sodalicio?
Hay personas que están hartas de que se siga protegiendo a Figari. Muchos están descontentos y han firmado comunicados internos para pedir la expulsión de Figari. No son solo sodálites que viven en comunidad, sino directivos de las organizaciones y de los negocios que tiene el Sodalicio, como la Universidad San Pablo, en Arequipa. También hay padres de familia preocupados por sus hijos que estudian en colegios del SVC y religiosos que se vienen apartando del movimiento.