Promsex exige la prohibición de las “terapias de conversión” que atentan contra el derecho a la salud de las personas LGBTI
A los 18 años, Thomas, un joven trans peruano, fue sometido a un “exorcismo” en una iglesia evangélica para “sacarle el demonio” que supuestamente habitaba su cuerpo. El psicólogo que “trató” la homosexualidad de Daniel le pidió que se masturbara viendo porno y que tuviera relaciones con una mujer delante de él. En México, Iván pasó por una terapia de conversión a los 15 años mientras que, en Ecuador, Zulema fue internada contra su voluntad por 21 días y sometida a maltratos y humillaciones por el hecho de ser lesbiana.
Las terapias de conversión (también llamadas “esfuerzos para corregir la orientación sexual e identidad de género” o ECOSIG) son prácticas no aceptadas por las ciencias de la salud mental y constituyen una forma de tortura, según la ONU. Las personas LGBTI que llegan a estos supuestos “centros de ayuda”, llevados a la fuerza por familiares que buscan su “curación”, reciben un trato discriminatorio, cargado de violencia física y psicológica, que atenta contra su dignidad. En la mayoría de las ocasiones, las víctimas son niños, niñas y adolescentes.
El artículo “Terapias de la tortura”, publicado en La República*, muestra terribles testimonios que grafican cómo estas prácticas se realizan con el respaldo de iglesias evangélicas y centros psicológicos cristianos. Dichos centros ofrecen este servicio, camuflado entre consultas médicas y tratamientos de adicciones por alcohol o drogas, con una impunidad preocupante.
En el Perú, iglesias cristianas como el Movimiento Misionero Mundial o El Aposento Alto son el nexo con estos centros, que son atendidos por profesionales que brindan información falsa, basada en creencias religiosas y no en bases científicas.
Desde Promsex, exigimos al Ministerio de Salud (MINSA) que se pronuncie públicamente para reafirmar el compromiso del Gobierno peruano con la protección y garantía de los derechos humanos de las poblaciones LGBTI y que prohíba efectivamente estas falsas terapias de conversión, como ya lo hacen países de la región como Brasil y Ecuador. El MINSA debe investigar y clausurar de forma definitiva los centros de salud mental que desarrollen estos tratamientos.
Demandamos que el Colegio Médico del Perú, el Colegio de Psicólogos de Lima y el Colegio de Psicólogos del Perú tomen medidas firmes para sancionar la conducta antiética de sus profesionales involucrados en las prácticas que atentan contra el derecho a la salud de las personas LGBTI y que deben ser proscritas en el actuar de las y los profesionales de la salud. La Asociación Americana de Psiquiatría retiró la homosexualidad de su lista de trastornos mentales en 1973 y la OMS hizo lo propio en 1990. Además, en 2018 la transexualidad perdió la categoría de trastorno psicológico en la clasificación de patologías de la OMS.
Igualmente, solicitamos que la Comisión de Salud del Congreso de la República inicie el debate de la incorporación de un artículo en el Código Penal Peruano y en la Ley General de Salud que castigue la promoción de dichas terapias de conversión.
La orientación sexual y la identidad de género no son enfermedades y no pueden curarse.
Las terapias de conversión son tortura.
#ConversiónEsTortura
Lima, 14 de agosto de 2019
Comunicaciones Promsex
4478668 anexo 118
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*Este reportaje forma parte de la serie colaborativa “Transnacionales de la Fe”, proyecto de la Columbia Journalism Investigations que cuenta con el apoyo del CLACAI y que involucra a periodistas de 16 medios latinoamericanos que investigaron el crecimiento del poder político evangélico y su agenda fundamentalista en América Latina, alentada por la administración de Donald Trump.