Hitler, la lógica y la homosexualidad
Rubén Condori Pari, congresista puneño de la bancada de Gana Perú, acaba de ganarse un lugar en la historia al citar a Adolf Hitler para justificar su voto a favor de archivar el proyecto de ley de la Unión Civil entre parejas del mismo sexo. Se ha acusado a Condori de nazi, pero, para afiliarse a cualquier ideología, uno primero tendría que entender de qué se trata.
Hasta hace dos semanas Condori era partidario de la Unión Civil. Se pronunció en Puno afirmando que votaría a favor, para asegurar la igualdad de derechos. Ratificaba así sus declaraciones del 25 de abril del 2014 a Noticias en Línea, donde sostuvo que la Unión Civil “es un tema humano que puede ser perfectamente viable porque tiene efectos prácticos, simplemente es una responsabilidad social”. Este era, dijo, un asunto de conciencia, porque todas las personas tienen derecho a tener una pareja y asumir una responsabilidad con ella y juzgó positiva la ley porque “en el país se ha incrementado el número de personas que viven con otras del mismo sexo” (http://bit.ly/1GCgxh1).
Condori se hizo conocido en agosto del 2012 cuando lo sorprendieron robando el voto de la parlamentaria Rosa Mavila en el parlamento, haciendo uso del sistema electrónico. Fue fotografiado cometiendo el delito de suplantación y se justificó negando que este hubiera sido “un acto premeditado” (sic). Aparentemente su explicación fue suficiente para sus colegas, que le dieron una sanción benigna.
Esta no es simplemente una historia de picaresca criolla, con piruetas oportunistas de un parlamentario inescrupuloso cuyas convicciones varían en función de las directivas que le envían de arriba. De lo que se trata es de la lógica con que él justifica su viraje.
“Yo leí –afirma Condori– la obra ‘Mi Lucha’ de Hitler, no comparto su criterio, pero él decía que se le haga seguimiento a una prostituta, a un ambicioso, a un comunista, y se dieron cuenta de que eran judíos. Es una situación extrema pero en parte tiene razón, porque hay inconductas que se generan por un tipo de vida. La homosexualidad es más o menos una inconducta”. La indignación que sus declaraciones han causado ha velado el problema de fondo: qué está pasando con un sistema político en el que se delega la responsabilidad de hacer las leyes de la República en alguien incapaz de hilvanar un elemental razonamiento lógico.
Condori dice coincidir con Hitler porque siguieron “a una prostituta, a un ambicioso, a un comunista, y se dieron cuenta de que eran judíos”. Ser judío es pues la explicación de la maldad intrínseca de los desviados; eso sostiene Hitler: la raza determina la calidad moral de las personas. Pero a continuación para Condori ya no es la identidad racial judía la que determina la maldad de estos personajes sino sus condiciones de existencia: “hay inconductas que se generan por un tipo de vida”. Y al final, sin ninguna relación con las afirmaciones anteriores, “la homosexualidad es más o menos una inconducta”. ¡Ojalá Hitler hubiera juzgado ‘inconductas’ las barbaridades que atribuía a los judíos! Quién puede ser nazi con semejante mazamorra en la cabeza. Al menos hay cierta lógica en su siguiente afirmación: “a veces una señorita muy resentida con el varón, por maltrato que tal vez sufrió en su juventud o niñez, por allí está el resentimiento y se vuelve lesbiana. Los varones igual”. Una tontería, claro, pero al menos con cierta ilación entre supuestos y consecuencias.
Rubén Condori Pari milita en Gana Perú, y es valioso porque representa un voto en el parlamento. El partido del presidente Humala tiene la responsabilidad de haberlo llevado al Congreso. Con esta calidad de representantes se entiende hasta dónde se ha degradado la política en el Perú.
Crímenes de lesa cultura. La voluntad de Luis Castañeda Lossio de cubrir con un amarillo excrementicio los murales pintados en el centro de Lima por artistas peruanos y extranjeros revela una vez más su pequeñez como ser humano, lo pinta como la patética encarnación de la mezquindad y de la recurrente incapacidad de nuestros políticos de recoger la obra de sus predecesores y sumar, construir. A los muertos cotidianos que viene dejando la política criminal de renovar las licencias a empresas de transporte con miles de muertos en su haber se añade ahora una política de destrucción del arte y la diversidad cultural. Una muestra más de la profundidad de la crisis del sistema político de representación que estamos viviendo.
Tomado de LaRepublica.pe
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!