II Encuentro de parteras y sanadores
Llegar hasta Huancabamba (sierra de Piura) no es tan fácil. Esta vez me tocó un camino más largo de lo acostumbrado. Lo normal son ocho horas de viaje, pero desde hace un tiempo, se viene asfaltando tramos de la empinada carretera que cruza varios cerros en serpentín, hasta la provincia de Huancabamba.
El ascenso empieza con Cerro Negro. Esta montaña, que aquí no es llamada Apus, recibe a los comuneros de la zona todos los jueves, cuando suben y la alimentan con azúcar y flores blancas (shulayar o shulayando) para que cuide de su ganado y elmedio ambiente. Más adelante, ya a 2500 metros de altura,el bus pelea con las nubes y cruzamos la comunidad de Radiopamba, así como el cerro Congona, que, con sus figuras en forma de Huaca, nos avisa que ya estamos cerca a nuestro destino.
El bus comienza un acelerado descenso y el verdísimo paisaje se ve interrumpido por las infaltables pintas electorales que afean el camino. A muchos metros de distancia se puede leer, en grandes letras naranjas pintadas sobre las paredes de barro: “Keiko 2016”. Los comuneros, indiferentes al mensaje que muestran sus hogares, descansan en los portarles de sus casas, tomando el fresco del final del día, e, inmovibles, observan a los buses polvorientos que sacuden su calle.
La luna llena nos recibe en Huancabamba, perfecto escenario para este segundo encuentro que reúne parteras y sanadores de algunas provincias de nuestro país y Sudamérica. La actividad lleva por lema “Unir saberes y energías para alcanzar el buen vivir” y es posible gracias al convenio entre el Instituto de Apoyo al Movimiento Autónomo de Mujeres Campesinas (AMAMNC)y la Asociación de Mujeres Indígenas y Andinas de la Provincia de Huancabamba (AMBHA). Este año la reunión tiene como objetivo juntar a parteras y sanadores, no solo de nuestro país sino también de otros de Sudamérica, para propiciar el intercambio de experiencias y saberes de nuestros antepasados.
Sabiduría ancestral
El canto del gallo anuncia el nuevo día y por fin, muy temprano, me reúno con más de 40 personas, entre parteras, sanadores, mujeres esterilizadas, equipos de antropólogos y comunicadores, en el local de la Casa de la Mujer del AMBHA. Aquí se comparte sabiduría a través de los cantos, los círculos de mujeres, el teatro y, por supuesto, las largas charlas en las que mujeres huancabambinas, ecuatorianas, colombianas y cusqueñas sincronizan fuerzas y recargan energías.
El día empieza con una obra de teatro representada por las mujeres ecuatorianas. Esta obra recrea el parto respetuoso, en el que la partera, a través de cantos, rezos y susurros, ayuda a la madre para que el niño o niña que está por nacer sea recibido o recibida de manera respetuosa y en armonía con la nueva vida. En el libro “Parir, la danza de la vida”, Angela Brocker explica que “cuando se entra en trabajo de parto, se necesita un espacio íntimo y privado, es un acto sexual. Nuevamente es como el enamoramiento, se comienza en un lugar público y conforme avanzan las contracciones uterinas, la mujeres buscan este lugar íntimo que ella ha elegido como madriguera de parto”.
Las mujeres ecuatorianas, vestidas con impecables blusas blancas, finamente bordadas con la paciencia que solo tienen las que han aprendido el arte de la espera, contrastan por sus prendaslas y los integrantes del equipo del Cusco, quienes lucen vestimentas de múltiples colores, y con los hombres y las mujeres del norte de nuestro país, quienes llevan puestos elegantes sombreros de paja, de copas altísimas. Esta unión reafirma que no importa de dónde se venga, todos somos hijos de la tierra.
Este año, la parlamentaria andina Hilaria Supa no quiso perderse elencuentro. Junto a su equipo, participa en las mesas de trabajo y más tarde nos reúne fuera de la casa. Ahí, en armonía con la tierra,nos invita a una ceremonia de pago a la Pachamama y rezo a los Apus. El pututu canta y hace vibrar a todos los Apus, que nos regalan bendiciones con gotas suaves de lluvia de mediodía.
Las mujeres parteras y sanadoras ecuatorianas del grupo UNARC están muy bien organizadas. En su comunidad trabajan en conjunto con el centro de salud de su provincia. Ellas pueden elegir entre atenderse y llevar su embarazo con parteras o con médicos del centro de salud, o conambos. Su derecho a elegir es respetado por el Estado, son dueñas de su cuerpo y libres de decidir cómo es que quieren traer a sus hijos a este mundo.
Las tradiciones de las parteras y los sanadores ecuatorianos han ido pasando de generación en generación y muchachas jóvenes comparten hoy sus aprendizajes con los más pequeños. De este modo, se aseguran que estas tradiciones ancestrales nunca se pierdan.
Nuestro caso, lamentablemente, es distinto. Los centros de salud aquí, en Huancabamba, trabajan ajenos a la labor que realizan las señoras parteras. Si una mujer huancabambina quiere atenderse con una partera y luego decide tener alguna opinión médica, este le reclama y la llama “ignorante” por querer tratarse con parteras y hierbas durante el periodo de gestación.
La señora Dorotea, que viene del caserío de Sondorio, tiene 72 años y es una de las parteras más ancianas y sabias de este lugar. Orgullosa, me muestra su certificado de partera, que le fue entregado, luego de una capacitación, por la Cruz Roja, en 1984. En ese tiempo, el Estado reconocía a las mujeres parteras y se llevaban a cabo talleres de capacitación. Ellas llegaban a comunidades lejanas, donde no existían centros de salud ni de la Cruz Roja.
Con pena, Dorotea cuenta que ahora no hay nadie que la acompañe en su labor. Sus hijas decidieron migrar y los centros de salud ya no imparten capacitaciones. Además, ahora la mayoría de mujeres gestantes se atiende en los centros de salud. Esto se debe a que durante las campañas de esterilización masiva (1996-2000), los trabajadores de salud, que tenían como tarea captar al mayor número de mujeres, les advertían a las señoras gestantes que si no se atendían en el centro, sus hijos no iban a ser registrados en el municipio. Desde entonces, la mayoría de los partos se realizan en los centros de salud o en la posta más cercana de cada comunidad.
Estamos cortadas: Flores para la rabia
Cuando el sol está en su punto más alto, y luego del pago a la tierra, Hilaria Supa reúne a mujeres y hombres para informarles cómo se encuentra en la actualidad el proceso del caso de las esterilizaciones. ¨El gobierno no nos ha dado ningún céntimo. Nosotros estamos pidiendo que el gobierno las reconozca, pero los demás partidos no quieren. Esto ha sido financiado por el Banco Mundial, Japón y USAID. Todos ellos han financiado para que no tengamos más hijos”, reclama Hilaria.
A pesar del fructífero encuentro y de la fiesta que se vive, en el ambiente pesa la preocupación por las miles de mujeres esterilizadas durante el gobierno de Fujimori. Las mujeres ecuatorianas, asombradas, escuchan con atención los testimonios de las señoras huancabambinas que cuentan con dolor y rabia sus experiencias. “Estamos cortadas”, comenta una de las mujeres que fue esterilizada. “Ya nos quieren cansar. Como siempre, nos quieren engañar”, continúa.
Todos atentos preguntan cuándo serán escuchadas: “No debemos cansarnos. Allá, las mujeres de Anta también se desaniman por las negativas, pero no debemos cansarnos de luchar para llegar a alcanzar la justicia y la reparación. Sino es para nosotros será para nuestros hijos. Esto no debe ser olvidado y ya forma parte de nuestra historia y de nuestra memoria”, reafirma Hilaria.
Más tarde, en una entrevista que sostuve con Hilaria y Josefa Ramírez, fundadora del IAMAMC, ambas afirmaron que el retraso de las denuncias se debe a la irresponsabilidad de los fiscales: “Los que han venido registrando los casos son fieles a Fujimori. El fiscal Baca lo demostró. Es uno de los personajes más irresponsables en su función de hacer justicia; engaña y no recoge la información que se le presenta en cada zona. Cuando él vino aquí, se le dio la relaciónde las 204 mujeres ligadas, y ahora, la segunda sala de la Fiscalía sale diciendo que no hay archivo, no hay fichas y no hay nombres. Algunas mujeres se dan cuenta de que nuevamente las quieren engañar, sobre todo las que han sido capacitadas, pero la mayoría está bastante influenciada por el asistencialismo, muy fuerte, que se inicia desde Belaunde, lo continua el Apra y lo amplia Fujimori, y las manipulan, cada vez más, a su favor”, comenta Josefa.
“He escuchado que aquí hay bastante analfabetismo, igual que en el Cusco. No hay muchas oportunidades, no hay agua, las mujeres viven en la violencia y creen que Keiko Fujimori las va a apoyar, cuando ella ni siquiera ha apoyado a su madre, cuando estaba en Palacio, denunciando el tema de la corrupción”, concluye Hilaria.
Nuevos retos
El corte inesperado de luz eléctrica, al cierre del encuentro, no desanimó a los amigos de Docu Perú, que trabajaron durante varios días recorriendo comunidades, registrando en audiovisual testimonios de parteras y sanadores, y proyectaban sus documentales en sus propias computadores. Además, hubo una muestra fotográfica de sus encuentros con las parteras en sus propios hogares. Las mujeres que participaron en los documentales no escondieron su emoción al saberreconocido su trabajo, y reafirmaron su sabiduría a través de dulces cantos que entonaron hasta llegar la noche.
Elencuentro había llegado a su fin. La luna plateada, inmensa, parecía despedirnos y nos reunió por última vez en un círculo de mujeres. Durante este ritual, llamado “sincronización de úteros”, agradecimos a nuestros cuerpos por estar en sintonía con nuestra madre tierra, pedimos que no se pierdan nuestras tradiciones ancestrales, que este sea el inicio de muchos más encuentros de sabios y de jóvenes deseosos de compartir sus conocimientos y, por supuesto, por nuestras hermanas que injustamente fueron esterilizadas.
El círculo se quedó en silencio. La luna, testigo de nuestra palabra no hablada, percibió lo aprendido y nos regaló rayos de plata para fortalecer el alma. La palabra, entonces, ya no es suficiente para describirles la energía de la vida. Ahora solo queda admirar en silencio el comienzo de todo.
*Inés Ruiz Alvarado es actualmente candidata doctoral por la Universidad de Kent, Inglaterra, y es autora del documental “Una voz estéril” (2012). Su investigación examina las consecuencias de las campañas de esterilizaciones quirúrgica AQV. Estudió Cine y Documental en la Universidad del País Vasco, España, y es magíster en Estudios Hispánicos por la Universidad de Kent, Inglaterra.
Tomado de NoticiasSER
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