Mensaje del Director Regional de ONUSIDA para LAC en el Día Mundial del Sida 2016
El Día Mundial del SIDA 2016 llega un año después de que la comunidad de naciones se comprometiera a poner fin al sida para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y seis meses después de una Declaración Política para poner fin al sida. La prevención del VIH es fundamental para lograr este objetivo. En este momento emocionante de la historia tenemos a nuestra disposición una combinación de adelantos científicos, estrategias de prevención basadas en la evidencia refinadas durante más de 30 años y la comprensión de que para tener éxito debemos asegurarnos de que nadie sea dejado atrás.
Algunas de las armas de nuestro arsenal son familiares. Los condones siguen siendo importantes. Nuestros gobiernos se han comprometido a asegurar el fortalecimiento de los programas nacionales de condones poniendo suficiente atención a la adquisición y distribución. En las últimas dos décadas hemos aprendido cómo utilizar el marketing social para dirigir los mensajes a audiencias específicas y para impulsar la demanda de uso de condones.
Nuestra región también sabe cómo prevenir que los bebés nazcan con el VIH. A través de la ampliación del tratamiento antirretroviral para las madres que viven con el VIH, se han producido drásticas reducciones en la transmisión del VIH a los niños. En 2015 nueve de cada diez mujeres embarazadas que vivían con el VIH en América Latina y el Caribe recibieron medicamentos antirretrovirales (88%).
Cuba lideró al mundo convirtiéndose en el primer país que la Organización Mundial de la Salud certificó el año pasado por haber eliminado esta forma de transmisión del VIH. El proceso de validación está en curso en 12 países y territorios del Caribe, incluyendo Antigua y Barbuda, Barbados, Dominica, Grenada, San Cristóbal y Nieves y San Vicente y las Granadinas. El éxito de estos países nos recuerda que la eliminación de nuevas infecciones por el VIH entre los niños es un objetivo realista y urgente.
En 2008, los Ministros de Salud y Educación de América Latina y el Caribe se comprometieron a proporcionar a los jóvenes una educación integral en sexualidad a través de la Declaración «Prevenir con Educación». Hemos reconocido nuestra responsabilidad de dar a los jóvenes la información que necesitan para mantenerlos a salvo durante el transcurso de sus vida. Ahora debemos intensificar nuestros esfuerzos para asegurar que los adolescentes tengan esa educación, junto con el acceso al empoderamiento económico y a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Hoy, felizmente, tenemos nuevas herramientas para reforzar la prevención del VIH. La profilaxis previa a la exposición o PrEP – antirretrovirales tomados por una persona VIH negativa diariamente – reducen drásticamente las posibilidades de contraer el virus. El mundo ha acordado llegar a por lo menos tres millones de personas con mayor riesgo de infección por el VIH con estos medicamentos preventivos. Muchos gobiernos de nuestra región están a bordo.
Las pruebas tempranas del VIH y el tratamiento también pueden cambiar las reglas del juego. Ahora sabemos que entre más rápido una persona que vive con VIH descubra su estado y comience el tratamiento, más rápido podrá reducir los niveles del virus en la sangre, casi eliminando así el riesgo de infectar a otra persona.
Es sobre esta base que los gobiernos se han comprometido a alcanzar las metas 90-90-90 de tratamiento – el 90% de las personas que viven con el VIH conocen su estatus, el 90% de estas personas recibe tratamiento y el 90% de las personas tratadas logran la supresión viral. En general, se calcula que el 55% de las personas que viven con el VIH en América Latina y el Caribe estaban recibiendo tratamiento en 2015. El logro de esta metas requerirá inversiones y compromisos significativos. A medida que los gobiernos y los ministerios de salud elaboran estrategias sobre cómo lograr el aumento, es importante recordar queestas metas son factibles.
Tal vez el mayor desafío sea nuestra lucha continua para eliminar el estigma y la discriminación. Incluso cuando tenemos disponibles servicios de prevención combinada del VIH, demasiadas personas no se sienten seguras o no tienen los medios para acceder a ellos. Tenemos que hacer más para asegurar que la pobreza, la falta de vivienda, la orientación sexual, la identidad de género, la edad y el estatus migratorio no sigan siendo obstáculos para acabar con el sida en América Latina y el Caribe. Eso significa apoyar a las organizaciones que están mejor posicionadas para llegar a estas comunidades. Pero más allá de eso, cada ciudadano de esta región tiene un papel que desempeñar para asegurar que todas las personas sean tratadas con dignidad y respeto, independientemente de las diferencias.
Tomado de http://onusidalac.org/
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