#UniónCivil: La lucha continúa
El rechazo del proyecto de Unión Civil, que había esperado largo tiempo en la Comisión de Justicia del Congreso de la República, ha puesto en evidencia que en nuestro país aún es largo el camino que tendremos que recorrer para que la población LGTB logre el pleno reconocimiento de sus derechos, pero, además, ha descubierto la profunda homofobia de quienes se oponen a la igualdad ante la ley, de un sector de la ciudadanía que, en pleno siglo XXI, no la tiene.
Ayer escuchamos a más de un congresista esgrimir pobres argumentos seudo científicos, apelar a la religión como la fuente de la ley, elevar el contrato civil matrimonial a mandato de la naturaleza. Oímos a congresistas que subordinan el derecho, la ley y la Constitución a sus creencias religiosas, que en un Estado moderno, deben ser un asunto privado. Fuimos testigos además de cómo los representantes del nacionalismo cerraron filas –seguramente por orden de Palacio de Gobierno- en contra de la Unión Civil. Y como colofón, en medios y redes sociales escuchamos y leemos interminables insultos y un océano de prejuicios aprendidos en la calle, en la escuela o en la casa, además de la peligrosa y totalitaria idea de que la homosexualidad es un delito y que quienes la practican son criminales.
No nos extraña ni nos sorprende la posición de las Iglesias y las autoridades eclesiásticas, ya que hasta ahora no aceptan la separación entre la Iglesia y el Estado, y siguen considerándose instituciones tutelares, que no ven a sus fieles como ciudadanas y ciudadanos, sino como un rebaño al que ellos, los detentores de la verdad, deben conducir, o reconducir, como ovejas descarriadas, si no siguen sus mandatos y preceptos. No nos extraña, pero nos indigna sobremanera la falta de respeto por sus semejantes.
En Noticias SER queremos expresar nuestra indignación por el rechazo del proyecto de Unión Civil en el Congreso, a la vez que saludar a los y las congresistas que votaron y/o se manifestaron a favor del proyecto. Pero, además, queremos expresar nuestra solidaridad con cada uno y cada una de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales de nuestro país. El maltrato que reciben cada día, y más todavía ahora, que reclaman públicamente sus derechos, es inaceptable en una sociedad y en un Estado que se dicen democráticos. Queremos decirles también, que continuaremos acompañando su lucha, que es la lucha por la igualdad ante la ley, en un país donde esta siempre ha sido esquiva.
Tomado de NoticiasSER
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